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Foto del escritorSebastián Ávila

Vincularse: la nueva patria.

Por: Sebastián Ávila Sánchez.

Psicólogo clínico y de la salud con orientación psicoanalítica.


Algunas reflexiones en torno al aislamiento social preventivo cuando se lee a Erich From en Psicoanálisis de la Sociedad Contemporánea, hacia una sociedad sana…


1. “El hombre carece de la adaptación instintiva a la naturaleza, carece de fuerza física, es, al nacer, el más desvalido de los animales, y necesita protección durante mucho más tiempo que cualquiera de ellos”

Esta frase me remitió a pensarme en la vulnerabilidad física y psicológica que es inherente a nosotros por los procesos evolutivos en los que durante el tiempo hemos estado inmersos, y por ende, nos moviliza a equipararnos cada día de mecanismos de defensa y recursos de trámite que nos permita seguir vivos y en esa medida buscar la realización de nosotros mismos. Pues no somos un animal común que nace con herramientas sólidas para combatir y responder a la demanda de la naturaleza, sino que nacemos incompletos; con reflejos y esbozos que son el primer eslabón para construir aquella herramienta ya instaurada en el animal, y que es singular y sujeta a un deseo inconsciente en el humano que le permite transitar en la vida.


Hoy, el aislamiento es un acto representativo que nos explicita esta vulnerabilidad, nos recuerda que como humanos hemos creado mucho y aún así seguimos estando sometidos a una naturaleza que es nuestra patria originaria y de la cual no nos hemos alimentado. Hemos creado nuestra propia patria: el lenguaje como herramienta para comunicar, crear y representar el mundo, la ley como símbolo de orden, la ciencia sujeta a la idea revolucionaria de manipular y desafiar la naturaleza, y la tecnología como un recurso que traspasa fronteras, que intenta mantenernos en vida, que facilita lo operativo y le da tiempo al sentipensante a seguir creando y desafiando la naturaleza.

2. “La evolución del hombre se basa en el hecho de que ha perdido su patria originaria, la naturaleza, y que no podrá nunca regresar a ella, no podrá nunca volver a ser un animal. No hay más que un camino que pueda seguir: salir por completo de su patria natural, y encontrar una nueva patria, un nueva patria creada por él, haciendo del mundo un mundo más humano y haciéndose a sí mismo más humano”.

Ante la vulnerabilidad a la que hemos sido sometidos por la evolución, nos hemos hecho fuertes en la patria que hemos creado por decisión propia, por elección a vivir, ser y estar, una elección sujeta a la capacidad de ser conscientes de nosotros mismos. Esa patria es una burbuja simbólica que es ajena a los demás animales, la sociedad. Sí, la sociedad, como representante de patria que nos sostiene, nos nutre, e incluso nos da vida.


Hacerse más humano implica un trascender físico-biológico hacia un estado más psicológico, en el que la idea central de vida es reciprocidad y resiliencia, palabras que traducen que tenemos como humanos, a pesar de nuestra singularidad, algo en común y nos moviliza a estar juntos, a apoyarnos, a ver espejos en los otros.


3. “Evidentemente, es muy importante el paso de la vida intrauterina a la vida extrauterina; pero en muchos respectos el niño después de nacer no es diferente del niño antes de nacer: no percibe las cosas exteriores, no puede alimentarse por sí mismo, depende por completo de la madre y parecería sin su ayuda. En realidad, continúa el proceso del nacimiento…”

Y…volvemos a lo mismo, a lo incompleto, a la falta. Pero hay luz cuando el parto no ha acabado, y la vida se conecta no solo a lo físico-biológico sino a algo psicológico, pareciera ser que es esa nuestra herramienta más poderosa, nutrirnos del otro: del lenguaje, de la ley, mística y ciencia de quien nos cuida, que nos va llevando al verdadero alumbramiento que se presenta en el logro de la independencia, la realización sujeta a nuestros deseos y sueños, pero ante todo, el alumbramiento humano es darse cuenta que no está solo, que hay otros y en ellos nos podemos reflejar ante la necesidad y la similitud de nuestros deseos. De ahí que nuestra naturaleza, ya modificada, sea siempre ayudar al otro, y cuando esta muta y se desliga del espejo que nos hace ver similares, a veces se presente la violencia y el estrago social.



4. “La necesidad de vincularse con otros seres vivos, de relacionarse con ellos, es imperiosa y de su satisfacción depende la salud mental del hombre. Esta necesidad está detrás de todos los fenómenos que constituyen la gama de las relaciones humanas íntimas, de todas las pasiones que se llaman amor en el sentido más amplio de la palabra”

Vincularse al otro es el mecanismo más poderoso del humano, suple en primer lugar la necesidad de equipararse cada día de nuevas formas para atender a la demanda de la naturaleza de la que nos despatriamos, y al mismo tiempo, suple el deseo de realizarse con el otro, de buscar la utopía que nos ayuda a avanzar y a hacernos cada día más humanos.


El aislamiento preventivo ante la emergencia sanitaria actual, a sido todo estrago en eso tan poderoso que es vincularse de humano a humano, de ahí la ansiedad, la angustia y la depresión, pues se percibe en la fantasía que el aislamiento es perderse en sí mismo, sin encontrarse con el otro que es espejo y tranquiliza por no ser único ante la adversidad. Muchos dirán que la tecnología es ese recurso que nos vincula, pero presiento que no es suficiente un texto y un Emoji para dar aliento, para dar luz con la palabra hablada, dar calor y protección con la piel. No es suficiente. El Covid-19 ha logrado poner en manifiesto nuestra naturaleza, estar y ser con y para el otro.


¿Y entonces qué haremos?

Empezaremos a crear una nueva patria, una patria que rememore la lazo social genuino, que se reconcilie con la patria originaria sin necesidad de volver. A esto nos invita la crisis, a recrearnos, a reconciliar y no olvidar de dónde venimos.


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